Presento mi propuesta para el anuncio en el cual selecciona escritor para artículos y blog sobre tecnología . Soy licenciado en Derecho, técnico en Márketing y Máster en Dirección de Finanzas. En este momento, me dedico a la redacción freelance profesional a tiempo completo. He desarrollado ya numerosos proyectos.
Acabo de realizar un curso sobre SEO y posicionamiento Web. Puedo acreditarlo con el diploma correspondiente.
Me considero una persona metódica y muy ordenada. Dedico cada día muchas horas a escribir, y lo hago a las mismas horas, procuro que, aunque trabajo desde casa, mis horarios se cumplan de una forma taxativa. Para los encargos que Vd. ofrece, me comprometo a seguir sus instrucciones al pie de la letra, a cumplir los plazos de entrega de una forma diaria, y a recopilar e investigar toda la información que sea precisa.
Para cualquier duda o aclaración, o adecuación entre Vd. y yo en el sentido que sea, puede ponerse en contacto conmigo en mi dirección de correo: pacomagar@hotmail.es.
Muchas gracias por su atención. Será un placer para mí el tener la oportunidad de colaborar juntos en la prosperidad de su proyecto del blog sobre tecnología.
Pondré como ejemplo dos artículos míos a continuación. Atentamente,
Francisco María García.
ESCOGER UN BUEN CRM
Cuando decidimos implantar y escoger un buen CRM para nuestra empresa, lo hacemos persiguiendo unos objetivos:
• Aumentar nuestro volumen de ventas, y optimizar la productividad de nuestros departamentos de ventas, marketing y servicios, haciendo que su labor sea más rápida y sencilla.
• Englobar diferentes soluciones informáticas de la empresa en un único sistema. Buscamos la centralización al escoger un buen CRM.
• Conseguir un importante nivel de seguridad en el almacenamiento de datos referentes a nuestros clientes, y a la trayectoria con ellos de nuestra empresa, datos que son de la máxima confidencialidad.
La respuesta a la pregunta de cómo escoger un buen CRM para nuestra empresa es sencilla: hay que escoger un buen CRM, que esté ajustado a las necesidades de nuestro negocio, y que nos cueste lo menos posible. Un eficiente software CRM tiene que suministrar las herramientas posibles para afianzar nuestras relaciones con los clientes, tanto en la centralización de toda la gestión de nuestro equipo de vendedores, canalizar la comunicación entre clientes y contactos, y aminorar los espacios temporales no productivos, permitiéndonos centrar la actividad principal en la venta.
Para escoger un buen CRM, tendremos en cuenta que éste debe proporcionar las herramientas adecuadas para crear y organizar firmes relaciones con sus clientes. Debe permitir centralizar la información de las actividades de su equipo de ventas y de sus comunicaciones con los clientes y contactos. Un buen CRM debe reducir el tiempo improductivo aumentando el tiempo dedicado a la venta.
Citaremos a continuación algunos factores clave en esta elección:
- Debe optimizar la administración del equipo de venta y sus relaciones con los clientes.
- La información quedará bien guardada, de forma centralizada y preponderando la seguridad.
- Un buen CRM debe ser adaptado al tamaño de nuestra empresa y a la tecnología que tengamos implantada.
- Debe favorecer el intercambio de los documentos comerciales con nuestros clientes.
- Al escoger un buen CRM, éste debe ser sencillo en su utilización, para que los usuarios que van a trabajar con él pierdan el menor tiempo posible en su aprendizaje.
- Tiene que estar bien integrado con el sistema de correo electrónico que utilicemos.
- Debe proporcionar un aumento del volumen de ventas de nuestro departamento comercial.
- La organización de visitas y citas debe quedar bien clarificada en el CRM.
- Debe mejorarse mediante un buen CRM el funcionamiento del equipo de atención al cliente, pre y post venta.
- - Al escoger un buen CRM, éste debe suministrar los elementos precisos para la toma de decisiones con una mayor rapidez.
- Una cuestión importante es el precio y el tiempo que se tarda en implementar el sistema. Según sea más o menos complejo, algunos sistemas tardarán más tiempo que otros en llevarse a efecto. En lo referente al precio, tenemos que analizar que el CRM se ajusta a nuestro presupuesto.
- Analizaremos si el CRM tiene opciones para poderse adaptar a nuestra tecnología, debe poder personalizarse.
Catalina de Erauso, la monja alférez.
Catalina de Erauso nace en San Sebastian, en el año 1585. Hija de un conocido militar de la época, el capitán Miguel de Erauso.
Tenía dos años cuando fue entregada por sus padres a unas monjas dominicas de un convento en su ciudad natal. La priora del centro era tía de Catalina, hermana de su madre, Doña María Pérez de Galarraga y Arce.
El objetivo de este internamiento de la pequeña era su educación. Pero la severa disciplina de las religiosas, y sus castigos físicos, pronto fueron incompatibles con el carácter, su fuerte personalidad de y un sentido de la justicia social muy particular. Con sólo quince años se fugó del convento, por una reyerta en la que se vio involucrada con una monja más fuerte que ella. La joven buscó refugio en un bosque cercano.
Desde el primer momento, Catalina entiende que, si quería tener una oportunidad en un mundo, del de comienzos del siglo XVII, lleno de escaramuzas militares, de peleas a espada en todos los rincones, de ejecuciones, y de lances sangrientos, únicamente veía una solución: disfrazarse de varón. Su físico favorecía esta apariencia masculina. Sus rasgos eran más bien toscos y poco femeninos, poseía poco pecho y una voz con tono varonil.
Pisó la cárcel por primera vez cuando, a causa de un duelo con un alguacil al que ella hizo un corte en la cara, fue atacada por un amigo del vencido en el duelo. El resultado del ataque fue que Catalina respondió con una estocada que atravesó de parte a parte al agresor.
Tras algunos fracasos amorosos, se marcha a conocer mundo. Chile, Argentina, Bolivia, serán algunos de sus destinos. En Tucumán (Argentina), una adinerada viuda quiso casarla con su única hija, que era, por otra parte, horrorosamente fea.
Trabajó de panadero, minero y de cualquier cosa que la permitiera ganarse la vida. Trabajos todos ellos destinados a hombres, en aquella época.
Consiguió el grado de alférez en la batalla de Valdivia, y, en la siguiente, en Purem, tomó el mando de las tropas por la muerte de su capitán en la batalla. Obtuvo, como no podía ser de otra forma, la victoria de forma incontestable.
No la entusiasmaba la vida militar, pero se sentía muy involucrada en la causa española. Por eso fue a la batalla del Callao, donde más de novecientos españoles perdieron la vida. Allí es hecha prisionera y pasa más de siete años de cautiverio.
Su siguiente incidente de gravedad fue contra una especie de jugador “trulero”, pendenciero, mujeriego, y con todos los vicios posibles. Le llamaban “el Cid”, por su corpulencia y su cara inexpresiva y fría. Este personaje, junto con cinco matones más, rodeó e intentó humillar a Catalina, que estaba con tres personas allegadas a ella. La grave reyerta se saldó con Catalina gravemente herida, y “el Cid” muerto. Se dice que la valiente vasca consideró que podía morir y se confesó. Su confesor fue el primero en descubrir, desde la salida del convento hacía ya muchísimos años, que era una mujer.
De nuevo vuelve a cambiar su vida a otra ciudad, y de nuevo vuelven sus problemas con la justicia. Una vez más es provocada, humillada, y se ve obligada a matar a un alguacil y a un negro. Por esto es apresada.
Con la justicia permanentemente acosándola, por donde quiera que fuera, por cuestiones de las cuales ella no se consideraba culpable, no ve otra solución de coger de nuevo los hábitos. Pasará por diferentes conventos. Al final, todo propicia su regreso a España, donde sus aventuras han cogido tal fama, que se ve obligada a ocultarse.
Siempre defendió su condición de española. Se cuenta que, ya siendo monja en la última parte de su vida, y ante la burla, por parte de algunos cardenales de la Iglesia, que su único defecto era el ser española, ella se defendió con el mismo ímpetu con que cual había vivido, argumentando “que a mí me parece no tener otra cosa buena”.
El sobrenombre de “monja alférez” le fue puesto por el rey Felipe IV, al poco del regreso a España de Catalina, tras una vida entera de aventuras y desventuras.
Se dice que su fama por Europa fue tal, que el mismo pontífice Urbano VIII la autorizó a seguir vistiendo de hombre.